Parece ser que el despegue de la tecnología de fabricación de células fotovoltaicas CIGS no es tan rápido como se esperaba.
Hace ya unos años que se presentó esta tecnología a nivel comercial (se descubrió en los 70) y hace ya tiempo también que aparecieron empresas que la comercializaban e incluso que montaban líneas de producción de paneles fotovoltaicos que afirmaban ser capaces de producir células solares de seleniuro de cobre-indio-galio (CIGS en inglés)
Pero desde entonces poco más se sabe. Las empresas que deían estar desarrollando los paneles están en Stand-by y lo único que se lee es que alguna universidad o centro de investigación estan desarrollando nuevas células basadas en esa tecnología. ¿Qué ha pasado entonces?
Responsables de empresas que desarrollan estos productos argumentan que es difícil la entrada en este mercado. Sin embargo, existen precedentes de tecnologías que están arañando cuotos de mercado al silício cristalino, por ejemplo el silicio amorfo.
Parece ser que el problema reside en mantener estable la unión entre los 4 componentes de las células porque básicamente "no se llevan bién". Esto hace que entre los rendimientos de laboratorio 12% de media y los de la línea de producción 6% hay un abismo que los costes de producción no pueden salvar.
¿La solución? La solución que han adoptado diferentes compañías, ninguna produce todavía a escala comercial, pasa por modificar el método de fabricación y/o por cambiar el substrato donde se deposita el compuesto fotovoltaico. Algunos incluso han abandonado el Galio por "rebelde", pasándose a la tecnlogía CIS.
La conclusión, la de siempre. Las energías renovables, queramos o no, son un negocio y se rigen por la ley de la oferta y la demanda. Como se prevee una demanada enerme de energía solar fotovoltaica se invierten cantidades ingentes de dinero en crear las mejores ofertas. Sólo que a veces, el dinero no basta.
Salu2.
0 comentarios:
Publicar un comentario