martes, 14 de agosto de 2007

Nuevo record en los mundiales catastróficos.

Antes de marcharme de vacaciones al paraiso natural que es Córcega os dejo una refexión de Juan José Millás que me ha gustado. Ojo, no se trata de ser catastrofista, sino realista.

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Hay noticias que se desgastan al repetirse. Que los registros climáticos vuelvan cada año a ser los más extremos desde que hay mediciones no es, sin embargo, una de ellas: cada vez que se repite se vuelve más afilada. No ha hecho falta esperar a que acabe 2007 para que la Organización Mundial de Meteorología, de Naciones Unidas, haya reconocido al año en curso varios récords catastróficos en su último informe.

Los ciclos de monzones se han duplicado -van cuatro en dos meses- y las inundaciones causadas por unas lluvias torrenciales de excepcional frecuencia han causado ya el desplazamiento de más de 10 millones de personas. Sobre todo en el sur asiático, pero pocas zonas del planeta se han librado: desde las decenas de miles de viviendas arrasadas por el desbordamiento del Nilo en Sudán, hasta los centenares de miles de afectados por las peores inundaciones que se recuerdan en Omán, Mozambique o Uruguay.

Las lluvias torrenciales y los vientos de 170 kilómetros por hora afectaron a Europa en enero, con víctimas, pérdidas y apagones en decenas de miles de viviendas. En el Reino Unido, por ejemplo, no llovía tanto en primavera desde 1766. El transporte urbano de Nueva York llegó a paralizarse la semana pasada, incluidos el metro, el tren y los accesos por carretera. Al mismo tiempo, Alemania ha vivido el abril más seco de su historia, Bulgaria el verano más caliente y la población de India ha padecido una ola de calor sin precedentes, todo mientras Argentina se congela y Suráfrica llega a registrar unos insólitos 25 centímetros de nieve. El casquete polar ártico se ha reducido este verano a un ritmo que ha vuelto a sorprender a los expertos. Si el retroceso del hielo no ha superado ya el récord del verano de 2005, es casi seguro que lo hará en septiembre, y entonces habrá más agua en la superficie del Ártico que en ningún otro momento de la historia.

Los modelos de los científicos se van cumpliendo -si en algo han errado hasta ahora es en quedarse cortos- y ello es la mejor evidencia de sus supuestos centrales: no sólo que el planeta se calienta, sino que las emisiones derivadas de los combustibles fósiles son en gran parte responsables de ello. Los mismos modelos predicen que las temperaturas, las olas de calor y las inundaciones catastróficas seguirían aumentando durante décadas aun cuando adoptáramos mañana mismo una política energética inteligente. Persistir en no adoptarla es suicida y sólo puede acelerar el proceso.

Vía: El País


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lunes, 13 de agosto de 2007

¿Biocombustibles o Necrocombustibles?

Os traigo un artículo muy interesante sobre los bio-combustibles. Recordad que las renovables interesan porque son un negocio, pocos en el poder están interesados en el medioambiente.

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Los mal llamados biocombustibles son anunciados por las autoridades europeas y norteamericanas como solución para hacer frente al cambio climático y la creciente escasez de los hidrocarburos. Detrás de este engaño masivo –cada vez se publican más informes que dan prueba de ello– están las grandes multinacionales del sector automovilístico, petroquímica y agroindustria que han encontrado la forma de seguir con sus actividades lucrativas en términos capitalistas, pero destructivas en términos del medio ambiente, incluido el ser humano. La Comisión Europea, junto con los políticos de la Casa Blanca, desde hace mucho defienden los intereses de las multinacionales, y para ello no desestiman esfuerzo alguno. Lo que está en juego es todo el modelo económico capitalista basado en el crecimiento de los beneficios financieros, un modelo totalmente insostenible y destructor, pero al cual no se quiere renunciar. Existen muchas alternativas para combatir el cambio climático, como son el ahorro energético, la promoción de la agricultura ecológica local y de escala pequeña a mediana (perfectamente capaz de producir todos los alimentos necesarios), dejar de promover los medios de transporte menos eficaces (como son los aviones para distancias cortas y los trenes de alta velocidad), promover el transporte público, dejar de promover el consumismo, acabar con los paraísos fiscales, la introducción de una ecotasa para los productos más contaminantes, etc. Pero todo ello son alternativas demasiadas eficientes: acabarían con beneficios de unos pocos, para redistribuirlos para muchos. "

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